Transcribimos a continuación el prólogo:
El entorno nos da pensamientos, recuerdos, sentires, saudades, las causas, el hilo de una vida. Yo me decía que sería así ó asá mi futuro y mi yo... y no sabía que no sabía nada, todavía. Y sigo igual con la seguridad de la inseguridad, en el desvelo, en la transhumancia; será la memoria atávica... la peregrina mediterránea.
Mi padre nace en el sur de Italia y mi madre en la Toscana, en Lucca. Se van del Mediterráneo a Argentina por el estrecho y yo vuelvo cuarenta años después al Palma de Mallorca en pleno Baleares. Aleluya por el mar de las playas secas. Vamos y venimos siempre con los lugares a cuestas, cerca, lejos, añorándolo (al medi-terra-neo). Y sigo viviendo como si lo tuviera enfrente, petrificándome... me deja pensando, me despierta imágenes, me impulsa al recogimiento.
Yo había pretendido descubrir que todo esto de la carga de la vida era un juego, un juego el juego, un juego las razones: porque para mí el juego es algo muy serio... es vivir con los pies calientes y el cuerpo brincando, saltándolo y la cabeza lúcida tanto como el corazón rebosante. Y ¿qué me encuentro? Me encuentro con gentes que no son cariñosas, se alcoholizan, gritan todo el tiempo, juegan sí, pero mal: juegan a ser otros y no ellos mismos.
En la vida juegan a hacer teatro. Y creo, imagino, supongo que habré descubierto esto en mi infancia pues desde que tengo memoria hago teatro, monto escenas, me chuto enseñándolo, promoviéndolo: droga mentirosa y sincera. Te enseñan a hacer a los otros, enseñas a actuar a los otros y tú te metes en un espacio ¿libre? Y te pasa aquello de ¿y qué hago ahora con tanta libertad?
Manipula: buen manipulador serás. Seduce, mejor aún: Engaña. ¡NO! Engañar, no. Porque ahí comienza el error. Hace falta arte para vivir, para actuar, para entender el juego del teatro, para saber por qué y para qué le presto mi aire y mi sangre a un invento, a un personaje. Si busco dentro mío no estoy engañando; estoy golpeando algo que puede hacerme abrir la puerta de la imaginación creadora.
Sí. ¡Habrá que apuntar alto! Y por ahí va este libro: mostrar y, a veces, demostrar cómo una serie de grupos de infantes, niños, niñas, adolescentes, jóvenes, adultos, adultas, profesores y profesoras, mujeres y hombres han entreabierto ese portal de la creación y pasaron momentos felices, lúcidos y cariñosos.
Ilda Fava. Profesora de expresión dramática y actriz.
Momentos de todos los colores, pero todos únicos.
ResponderEliminarRecuerdo el momento teatral en que te conocí:
Yo iba de predicador americano, tu de gatita mimosa: te confesé, me confesaste, nos reímos y desde entonces hasta ahora. Teatro y Vida desde hace más de 20 años.
Besos.
Salud.
Hola amigos. Hacia años que no sabía nada de Ilda Fava. Hoy tecleo en Google su nombre a ver que pasa, y me entero de que murió recientemente. Vaya mazazo. La conocí en Jaén, hice algunos tímidos pinitos teatrales con alguna obra dirigida por ella, me enseñó humanidad, y me hizo despertar en parte de mi pesadilla-sueño. Agradecido de por vida. Mi saludo a quienes le conocían y especialmente a su hija Julia. Antonio.
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